El orgullo, el orgullo...ese fuego de utilería altísima y tambaleante torrecilla de naipes; cuántos errores se cometen bajo el amparo del orgullo, en nombre del orgullo.
Por ejemplo, la huida..., y llamar a la huida: retirada honrosa.
Por ejemplo, el silencio..., y llamar al silencio: olvido total.
Necesitás una botella de whisky frente a vos para nombrarme, y echarle la culpa al licor.
¿Quién tiene en cuenta lo que dice un tipo con un vaso en la mano?
Hasta a vos te da la sensación de que lo que decís en esa circunstancia es una especie de mentira delirante.
Y de que yo fui una mentira delirante.
Y de que lo nuestro fue una mentira delirante.
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